Margarita, una niña salvadoreña, hija de vendedores ambulantes del centro de San Salvador, toma la palabra para dirigirse a sus compañeritos, profesores y funcionarios de la Embajada de Colombia en Chile, que asistieron a la despedida del Cónsul colombiano Hatem Dasuky, luego de su gestión en El Salvador.
El acto se llevó a cabo en la Escuela República de Colombia y contó con la presencia de 360 estudiantes que fueron beneficiados por la obra social que desarrollé a través de una estrategia para recaudar fondos entre la comunidad colombiana residente en ese país, así como la donación de empresas colombianas instaladas en El Salvador, o empresas salvadoreñas donde trabajaban ejecutivos colombianos.
La primera fase del programa Colombia deja huella en El Salvador, se denominó LA FRIJOLADA DEL CÓNSUL, que no era otra cosa diferente a 100 platos de frijoles que preparé yo mismo en mi casa y que ofrecí a 100 colombianos a cambio de un pequeño aporte económico, que nos permitió recaudar 3.500 dólares con los cuales reconstruimos los baños de las niñas y de los niños de la Escuela, así como la compra de varios ventiladores de techo para algunos salones de clases.
Con la Escuela Americana conseguí una donación de 50 pupitres que reemplazamos por los que estaban en mal estado, Pozuelo (Nutresa) les dio un refresco nutritivo y una golosina a cada niño durante todo el año escolar, Colgate, cepillos de dientes y pasta dental, pero lo más valioso fue el compromiso de los colombianos que apoyaron en esa gestión y que guardo con infinita gratitud en mi corazón.